martes, 24 de enero de 2012

OCAÑA ESTÁ DE LUTO


El día 22 de Enero falleció el P. Ignacio, dominico del Convento de Ocaña. 

El pueblo de Ocaña se ha quedado sin la figura entrañable, apostólica, sacerdotal, dominicana, portadora de paz y de fortaleza, del P. Ignacio.
Durante toda su vida, se ha dedicado a visitar y llevar la Comunión a ancianos y enfermos.

Ha dedicado su tiempo a aquellos que le han necesitado, alegrándose con lo que estaban alegres, consolando a aquellos que lloraban, llevando su piedad, su comprensión, su cuidado a los predilectos del Señor, limitados por la enfermedad o la ancianidad.



" Tened claridad, conservad la humildad, poseed la pobreza voluntaria", este es el testamento espiritual de Santo Domingo de Guzmán, legado en el momento de su muerte a los frailes. 
Esta frase resume la vida de este extraordinario Dominico, que envuelto en su capa dominicana, recorría sus calles y plazas, dejando el perfume de su Santidad en todo el pueblo de Ocaña, que hoy se ha quedado huérfano y triste, pero con la alegría de haber tenido un Santo entre sus gentes y un Santo que desde Cielo vela por ellos.



La Orden Tercera, les pide una oración por el eterno descanso del P. Ignacio.

Desde este espacio, queremos invitarles a que dejen aquellos comentarios, vivencias o experiencias, que deseen sobre la labor apostólica de esta gran persona y dominico ejemplar.

1 comentario:

  1. Fr. Ignacio María Díez O.P., nacido en la provincia de Palencia, pasó por este mundo haciendo el bien, de una manera silenciosa, casi oculto en su capa negra dominicana. Recorrió infinidad de veces las calles de Ocaña, de casa en casa, con el Cuerpo de Cristo arropado junto a su pecho, repartiendo la comunión a enfermos y ancianos, llevando su pequeño y gran consuelo a quien más lo necesitaba, siempre al servicio del Señor Jesús
    entregó su vida a los más necesitados.
    Se fué de este mundo como vivió, casi en silencio, poniendo su alma en manos de la Madre Auxiliadora cuya estampa pudo contemplar en el último momento. Se fué desnudo igual que vino al mundo, igual que Cristo en brazos de su Madre al descender de la cruz.
    Se ha ido de este mundo, pero creyentes firmes en la fe, sabemos que no se ha ido del todo, que ahora le tenemos más cerca y le podemos hablar al oído, como cuando nos acercábamos a su confesionario, ahora huérfano; y podemos pedirle que nos ayude y sabemos que lo hará porque está con Dios.
    Bien se merece que el pueblo de Ocaña le rinda homenaje, merece ser "HIJO PREDILECTO" de esta Villa para que su recuerdo sea transmitido a las generaciones venideras.
    Descanse en paz P. Ignacio.

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