Decálogo para no perderse en una Primera
Comunión.
Por María Dolores López Guzmán.
Por si tu hijo, tu prima o tu hermano
pequeño hacen la comunión en fechas próximas
Ilusión, temor, alegría, expectación, y
un deseo enorme de convertir la Primera Comunión en un día inolvidable, forman
parte del conglomerado de sentimientos que niños y padres experimentan las
semanas previas a la celebración sacramental. No es fácil 'mantener el tipo'
ante los reclamos de la publicidad, las exigencias familiares y la asombrosa
laicización de los ritos cristianos.
Diez verbos (cuyas iniciales forman la
palabra clave) pueden ponernos en la pista para recuperar nuestro mejor ánimo:
ESPERAR. No dejarse bloquear por el
barullo del día de la celebración. La Primera Comunión es comienzo, no es
final... Ir más allá del instante es fundamental.
UNIR. Crear ambiente de unión y no de
división será el mejor modo de “dar cuerpo” a lo que es central en ese día: la
común-unión.
CONVIVIR. Caer en la cuenta de que las
celebraciones son momentos de encuentro (padres e hijos, hermanos, abuelos,
amigos...). Mejor con-vivir que conformarse con sobre-vivir.
ALEGRARSE. Para que la alegría (la
propia y la de los demás) no se esfume es imprescindible poner más los ojos en
Dios que en nuestros deseos, gustos y a veces mezquindades.
RECORDAR. Preparar algún detalle
personal que sea auténtico ‘recordatorio’ del encuentro que el niño/a ha tenido
con Dios. No olvidar que el protagonismo les corresponde a ellos.
INTENSIFICAR. Incrementar los momentos
en los que compartir con el niño/a confidencias, oraciones y conversaciones
sobre la experiencia de Dios.
SIMPLIFICAR. Convertirse en
‘contrapunto’ de los mensajes que incitan al consumo de inevitables y absurdos
regalos. La simplicidad no es llamativa pero, a la larga, es agradecida. Hacer
que el día sea ‘sencillamente distinto’.
TRANSMITIR. Comunicar la propia fe es el
mejor regalo. Es una buena ocasión para mostrar que la experiencia de la
comunión transforma cada día y no se acaba en la primera.
INTERIORIZAR. Detener la mirada en lo
verdaderamente significativo. Hacer balance del día con el niño/a destacando lo
más importante.
AGRADECER. Participar totalmente del
cuerpo y la sangre del Señor es motivo más que suficiente para alabar y
agradecer a Dios su generosa invitación a formar parte de Él. Eucaristía
significa ‘acción de gracias’.
Tomado de pastoralsj
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